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La serie que en teoría debería debería definir los tiempos más antiguos de la saga galáctica Star Wars ha llegado a su fin, y con ella se cierra un ciclo muy prometedor pero al que le ha faltado fuerza y garra para convertirse en lo que en su momento fue "Tales of the Jedi".

En La guerra de la Fuerza el antiguo sabueso de la Fuerza a merced de los rakatas conocido como Xesh ha sido desde el principio el engranaje que ha movido la serie, ya que sus dudas sobre si pertenecer a uno de los dos bandos implicados en el eterno conflicto de la saga galáctica –como ya sabréis, es realmente antiguo y no es solo fruto de un par de miles de años– ha hecho que se desarrolle toda una plétora de acontecimientos a su alrededor: desde duelos de espadas –no necesariamente sables láser–, pasando por invasiones y contactos con la Fuerza más salvaje y ancestral.

Pero "Amanecer de los Jedi" ha seguido una trayectoria un tanto turbulenta, debido a que mientras la colección todavía estaba en marcha se anunció el cambio de manos de propietario de Star Wars: de George Lucas a Disney, y por ende, de Dark Horse a Marvel en cuanto a cómics se refiere.

Lo primero de todo es decir que los que han llegado hasta aquí deberían concluir lo que empezó con La tormenta de Fuerza y así conocer de primera mano el destino de los personajes de la serie y no quedarse en ascuas. Pero una pregunta da vueltas por nuestra cabeza una vez leído La guerra de la Fuerza: ¿ha tenido la serie un buen final? Sí a medias.


La principal razón de que sea un casi sí es que indudablemente es el final que hay y no habrá otro, salvo que le echemos imaginación y nos dediquemos a pensar en las miles de posibilidades que podrían haber surgido de aquí. Pero está claro que de no darse la cesión de derechos, Dark Horse podría haber extendido la serie mucho más, haciendo que sus creadores le dieran mayor profundidad a los personajes y jugasen más con los escenarios y las situaciones –recordemos que hay además una novela complementaria de Tim Lebbon ambientada en la misma época, titulada Into the Void–. Pero no ha sido así, y aunque se nota la precipitación a la hora de acabar la serie, hay que reconocer que aún así no le han dado un mal final –igualmente ha llegado demasiado pronto, quiero recalcar de nuevo–.

Tenemos aquí el clásico final de trilogía bastante parecido a las películas, con secuencias de acción a mansalva, combates personales por los distintos escenarios, un villano que recibe lo que merece y un protagonista que termina siendo algo que no esperaban sus recién adquiridos compañeros. Lo que sí es cierto es que hay demasiadas secuencias de acción y por ello el guión del cómic se resiente con una cohesión algo pobre, exactamente el mismo problema que tenía la primera miniserie y que se solucionó en su continuación Prisionero de Bogan.

Lamentablemente, aunque la intención de John Ostrander y Jan Duursema ha sido buena y nos quedamos con el característico cómic que suelen hacer los autores desde tiempos inmemoriales –en cuanto a guión y dibujo se refiere–, "Amanecer de los Jedi" se queda como una serie más del montón starwasero, sin nada especial que añadir a su mitología salvo dos o tres pinceladas muy breves.

Una vez leída la trilogía nos queda el regusto de que su ambientación, que transcurre nada más y nada menos que 26.000 años antes de Una nueva esperanza, no ha sido en absoluto aprovechada y lo que debería haber sido una intensa sensación de descubrimiento de la Fuerza por parte de los ancestrales Jedi –llamados aquí Je'daii– se ha visto atenuada por tanta pirotecnia que termina por aturdir al lector. Y en eso no ha influido el cambio de manos de Dark Horse a Marvel, porque desde el primer número se hizo más hincapié en los efectos especiales que no en el desarrollo de los personajes, y estos se encuentran demasiado alejados y no conectan del todo con el que lee la historia. Desde luego que ni Xesh ni Shae Koda –ambos protagonistas y con tema romántico de por medio– serán recordados como dos de los personajes con más chispa de la saga, encontrándose a años luz de los grandes protagonistas de la franquicia en viñetas como Ulic Qel-Droma o Nomi Sunrider.

En cualquier caso, los que busquen un cómic de acción y batallas en el tradicional estilo de Ostrander y Duursema les bastará con La guerra de la Fuerza para revivir las mismas sensaciones de siempre, pero los que busquen algo más, una crónica de una época tan remota que no figura ni en los libros de historia galáctica, saldrán algo decepcionados. Lo bueno de "Amanecer de los Jedi" es que como muchísimos otros cómics de la franquicia puede leerse habiendo visto tan sólo las películas.

La poca fuerza, en palabras de un lector cualquiera como el que escribe estas líneas, con la que comenzó "Amanecer de los Jedi" no ha hecho, sin embargo, que pueda dejar la mente en blanco y disfrutar de Prisionero de Bogan, la segunda entrega de esta serie que se sitúa nada más y nada menos que casi veintisiete mil años antes de Una nueva esperanza. Seamos justos, La tormenta de Fuerza adolecía de disponer de demasiadas secuencias de acción, pocos artefactos decorativos que sumerjan al lector en una época tan antigua de una galaxia muy, muy lejana, y un dibujo que podía dejar que desear en muchas de las viñetas del cómic, como si Jan Duursema hubiera entregado con prisa las páginas y así cumplir con los plazos acordados.

Pero gracias a la Fuerza, en los cinco números que forman el tomo en rústica de Prisionero de Bogantodo cambia respecto a su predecesor. Mantiene el espíritu de la saga, pero incorpora ciertos elementos que podíamos echar en falta en aquella primera toma de contacto con la serie, como por ejemplo esa sensación de misticismo que parecía haberse olvidado en la primera parte, secuencias de acción insertadas en los momentos adecuados (en lugar de que la mitad del volumen se centre exclusivamente en eso) y, por encima de todo, los temas que ha hecho famosa la saga galáctica como las dudas morales de los protagonistas o el autodescubrimiento, entre otras cosas. Los personajes siguen siendo bastante planos, y están construidos a base de pinceladas de personalidad, siendo el más interesante de todos ellos el misterioso guerrero conocido como Xesh, y cuyos poderes de la Fuerza y dudas sobre a qué bando pertenecer (si al de los je'daii o al de sus crueles amos rakata) son lo que mueve toda la serie.


Prisionero de Bogan es un cómic mucho más digerible que La tormenta de Fuerza, se nota en el hecho de que John Ostrander, posiblemente a sabiendas de que aquel primer arco argumental no tenía demasiada definición para lo que se pretendía, ahora se incluye algún holocrón (una buena trama de "Star Wars" no es nada sin uno de esos cubos mágicos), un poco de historia antigua del universo (aunque bastante escasa en comparación con otros títulos de la saga como Relatos Jedi), investigación, una sensación de aventura que es lo que mueve todo el cómic, y, en general, un tono más ameno que engancha al lector con varios frentes abiertos en los que centrar la atención.

Por otra parte, Jan Duursema continúa con el mismo estilo particular que la caracteriza, pero mejorando el apartado artístico del cómic respecto al primer arco argumental, donde había muy poca sustancia visual. En esta ocasión, y gracias sobre todo al guión de Ostrander, hay más variedad de escenarios, peleas y composiciones, lo que hace de Prisionero de Bogan un tebeo mejor acabado que el anterior en este apartado (sumado al color y los fondos de Wes Dzioba, que no resultan decepcionantes en absoluto).

De momento no se convertirá en una de las mejores series de la saga galáctica en cómic, y tras el pequeño bache que supone La tormenta de Fuerzaesta segunda parte de la época pretérita de la saga es mucho mejor que la primera. Todos aquellos lectores que tengan dudas sobre continuar o no con Prisionero de Bogan, mi respuesta es que sí. 

Los sables de luz todavía no se habían inventado, el viaje hiperespacial no era más que ciencia ficción por aquel entonces, los Jedi no existían y la Fuerza era una energía desconocida que necesitaba un repaso a fondo para saber qué era eso que une todas las cosas. La galaxia de Star Wars retrocede hasta casi los veintiséis mil años antes de Una nueva esperanza (aunque el prólogo llega hasta los treinta y seis mil años antes) para mostrarnos cómo era vivir en aquella época tan lejana, llena de peligros (siempre y cuando tuvieras suerte en tu planeta natal, porque no había hiperespacio) y donde todavía no se sabía qué era eso de la Antigua República.

Una era donde el lado oscuro o el lado luminoso no tenía distinciones, puesto que al no haber Jedi ni Sith, aún faltaría un tiempo hasta que los alineamientos morales estuvieran definidos hasta lo que conocemos hoy en día por las películas o el Universo Expandido. "Amanecer de los Jedi" es la historia de los Je'daii y del choque de los dos lados de la Fuerza, una serie que está pensada para arrojar luz sobre una época oscura de una galaxia muy, muy lejana de la que apenas se sabía nada. Nunca antes una historia de "Star Wars" había retrocedido tanto en la cronología. ¿La espera ha merecido la pena? En mi opinión, a medias.

Antes de dar mi punto de vista totalmente personal y subjetivo de este primer arco argumental de "Amanecer de los Jedi", he de decir que el dúo que forman John Ostrander y Jan Duursema siempre me ha parecido de lo mejor que le ha pasado a la saga galáctica en cómic. La compenetración entre guión y dibujo de estos dos autores ha dado como resultado buenas historias que han sido de lo mejor del Universo Expandido, o por lo menos buenas historias que han dejado huella. Pero tras leer La tormenta de Fuerza tengo la sensación de que lo que falla podría haberse solucionado y dar como resultado algo mucho mejor de lo que tenemos entre las manos. Pero sé que el cómic ha sido recibido con entusiasmo por los auténticos seguidores del UE de la saga, así que no seré yo quien siente cátedra sobre lo que debe o no ser una historia de "Star Wars", pero en el caso de La tormenta de Fuerza, creo firmemente en que hubiera dado igual que el tebeo estuviera ambientado veinticinco mil años antes de Una nueva esperanza o siete mil, porque tiene dos puntos negativos que a mi juicio lastran la experiencia de leer algo tan arcano y antiguo de la saga.

El primer problema que le veo a La tormenta de Fuerza es el dibujo, porque por contradictorio que parezca, y habiendo dicho que Jan Duursema ha ilustrado las mejores historias de "Star Wars", su estilo es tan particular que no me he creído en ningún momento que la historia que desfila ante nuestros ojos haya tenido lugar tanto tiempo atrás en la saga galáctica. Tengo la sensación de estar leyendo algún número de Legado o de los viejos números de la serie Republic, y pensando que siempre ha sido uno de mis artistas favoritos (prácticamente la única mujer que ha dibujado para "Star Wars"), La tormenta de Fuerza ha supuesto una pequeña decepción. No nos engañemos, tiene aquí composiciones muy notables (aunque el sable láser que aparece deja mucho que desear en aspecto), y la artista sigue con el mismo estilo que ya ha demostrado en otras ocasiones (y un par de personajes dibujados sin ganas) pero para los que esperábamos más de esta historia, quizá el dibujo no case tanto con la ambientación. ¿Hubiera sido mejor la elección de otro dibujante para "Amanecer de los Jedi"? Estando tan reciente Legado, serie para la que ha dibujado tantos números, no puedo evitar asociar su trabajo con aquí con aquél.

El segundo problema de base, dejando de lado el poco adecuado (en mi opinión, no lo olvidemos) apartado artístico de La tormenta de Fuerza, es el guión de John Ostrander, que si bien el guionista pone en el asador elementos que encajan bien con lo que debería ser aquella lejana época (las tormentas de rayos en un planeta tan salvaje como Tython, criaturas prehistóricas, especies alienígenas como los rakata, vestimentas sencillas, escasa tecnología en comparación con otras eras y un gusano de Dune), le falta una mayor atmósfera de misticismo (que lo tiene, pero no me parece suficiente), una más profunda sensación de descubrimiento y desarrollo de los personajes protagonistas y resolver algunos interrogantes como la aparición de un sable láser (impensable por aquel entonces); porque La tormenta de Fuerza abusa de los combates, y eso quita páginas para el desarrollo de los cinco números que componen este primer arco argumental de la serie.

Es cierto, estamos todavía ante los primeros coletazos de "Amanecer de los Jedi", y posiblemente el segundo recopilatorio sea mejor y pula las trabas que tiene este primer acercamiento a la prehistoria de la saga galáctica, pero no deja de ser una pena el pensar que pudiera haber dado más de sí. Lo que no sabemos es hasta qué momento llegará la serie debido a que Marvel se encargará de los cómics de la saga a partir de este año, y si "Amanecer de los Jedi" tendrá algún punto de inflexión importante o por el contrario tendrá una conclusión a la altura de las circunstancias y no un epílogo apresurado.

No he creído justo comparar "Amanecer de los Jedi" con el clásico "Tales of the Jedi" (Relatos Jedi) porque no tiene lugar en la misma época y los tiempos que corren para la saga son distintos. Pero sí podemos tomarlo como referente a la hora de analizar una historia del UE, y puedo decir sin ninguna duda que la sensación que me produjo leer aquel clásico (y me produce ahora mismo, porque he hecho varias relecturas recientes) no es ni mucho menos la misma. En cualquier caso, no deja de ser una historia del UE que se deja leer y encandilará a los seguidores de la saga que no busquen demasiadas complicaciones. Puede que esté mal enfocada, pero he leído mejores relatos del UE , también los ha habido muchísimos peores, y desde luego no es La tribu perdida de los Sith

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